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Historia precolombina   Historia de la conquista

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Historia precolombina

l actual territorio mexicano ha sido la cuna de múltiples culturas y civilizaciones que durante siglos han ido sucediéndose y expandiéndose por todo el territorio y por América Central. Los hallazgos arqueológicos permiten datar los restos más antiguos de pobladores en aproximadamente 20 000 años a C, y se supone a estos primeros moradores procedentes del norte.

Son numerosos los restos de pueblos cazadores y recolectores que anteceden a lo que se consideran las primeras civilizaciones prehispánicas. Hacia el año 2000 a C la historia de México entra en su período denominado «preclásico», marcado por el origen de estas primeras organizaciones sociales consideradas civilizaciones, y por el inicio del desarrollo urbano. Hacia el año 1000 a C empezó a desarrollarse al S de las actuales Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas la primera gran civilización mexicana, la de los olmecas, cuyo desarrollo político y cultural alcanzó hasta el 200 a C, constituyendo historiográficamente una transición entre el período «preclásico» y el «clásico». La civilización olmeca practicó una agricultura intensiva que permitió el paso de las comunidades campesinas a la vida urbana y a una única cultura teocrática; entre sus aportaciones destacan, además, la escritura y el calendario.

Los olmecas dieron paso a la etapa clásica de las grandes culturas mexicanas y centroamericanas, como la teotihuacana, maya, zapoteca, etc., que pasaron por un período de expansión, auge y declive entre el 200 a C y el 900 d C. Se trataba de imperios florecientes en torno a una ciudad-Estado, o conjunto de ciudades, centros administrativos, religiosos y comerciales. Su sociedad dual se fundamentaba en poderes políticos y religiosos, y en una acusada estratificación social (sacerdotes, guerreros, mercaderes, artesanos, etc.). Consiguieron un gran desarrollo del urbanismo y la arquitectura monumental, conocimientos de astronomía y matemáticas, y avanzadas técnicas metalúrgicas y de orfebrería que, más adelante, desataron la codicia de los españoles. Ya a partir del s. VII estos pueblos habían entrado en una notable decadencia, en gran parte debida a las guerras y rencillas entre ellos, que culminó con la invasión, alrededor del año 900, de los pueblos chichimecas, provenientes del N. Numerosos grupos chichimecas establecidos en el territorio mexicano iniciaron su propia expansión, entre los que destacan, hasta el s. XII, el Imperio tolteca. La decadencia de éstos y la entrada, en el s. XIII, de unos nuevos pueblos (tecpanecas, otomíes y acolhuas) origina una etapa de guerras y conquistas hasta que, a mediados del s. XIV, otro pueblo venido del N, los aztecas (también conocidos como nauatls o mexicans), iniciaron una expansión de su civilización que constituyó el último período histórico precolombino.

El desarrollo de la cultura azteca tuvo su núcleo principal en la ciudad de Tenochtitlán, centro de su Imperio hasta la llegada de los españoles. Construida en 1325 en el centro del antiguo lago de Texcoco, la ciudad perduró hasta su destrucción por parte de los españoles, que sobre sus ruinas edificaron la actual Ciudad de México. La expansión del Imperio azteca configuró un sistema estatal regido por la coerción ejercida sobre diversos pueblos, que debían rendir tributo al monarca azteca. Tras etapas de fuertes conflictos y otros de buenas relaciones con sus ciudades-Estado vecinas, los dos últimos monarcas, Moctezuma II y Cuauhtémoc, tuvieron que enfrentarse a los conquistadores.

Historia de la conquista

Las primeras exploraciones españolas de las costas mexicanas se realizaron entre 1508 y 1518. En este último año los españoles entablaban los primeros contactos con emisarios de Moctezuma II y advirtieron la inicial hostilidad de los indígenas. En 1519 Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, envía una expedición de once navíos al mando de Hernán Cortés, que llegada al Yucatán y tras fuertes combates contra los mayas, tomó posesión de esas tierras. Desde allí, Cortés inició su avance hacia Tenochtitlán, atravesando la cordillera neovolcánica ante una dubitativa e irresoluta actitud de los indígenas, que veían a Cortés como un enviado del dios Quetzalcoatl. Así, a su llegada a la capital azteca Cortés fue hospedado y agasajado por Moctezuma. Esta extrema religiosidad, junto a la superioridad técnica militar de los españoles y la alianza de éstos con algunos pueblos sometidos por el Imperio azteca, facilitaron una conquista del territorio por parte de Cortés, que sorprendió por la facilidad con que escasamente unos 600 españoles vencieron a uno de los pueblos mejor organizados y más poblados de América. Moctezuma fue hecho prisionero, pues, aunque aceptó rápidamente la soberanía de Carlos V, no hizo lo propio con el cristianismo.

El creciente descontento de los indígenas con los nuevos dominadores y sus reiteradas matanzas, culminó en una insurrección en 1520. Al año siguiente Cortés retomó la ciudad de Tenochtitlán, y Cuauhtémoc, caudillo azteca que se había revelado contra Moctezuma tomando el poder, fue apresado y ejecutado en 1525. Los aztecas y sus pueblos vasallos fueron, pues, definitivamente sometidos a la autoridad española. Las tierras conquistadas recibieron el nombre de Nueva España, que a principios del s. XVI pasaba a ser declarada como un virreinato, con capital en la nueva Ciudad de México.

Los españoles impusieron una organización social de tipo semifeudal, a semejanza del sistema castellano de señoríos y vasallajes. Se estableció una repartición de las tierras entre los colonizadores mediante el sistema de encomiendas, con derecho a exigir trabajo a los indios que las habitaban, y de repartimiento, por el que se obligaba a los pueblos a aportar cierto número de indios para el trabajo en las propiedades de los españoles. Estos sistemas, que no fueron suprimidos hasta el s. XVII (salvo para la minería) en que se implantó un sistema de contratación o peonaje, supusieron una enorme explotación de los indígenas que, con la intensificación de las explotaciones mineras, las epidemias o la reclusión en zonas de pobres recursos, vieron diezmados espectacularmente su número.

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